La outsider
Amalia Granata comenzó su carrera política en 2017. Nadie esperaba nada de ella. Hoy quedan pocos que no la toman en serio
Amalia Granata (44) se presentó a elecciones en Santa Fe por primera vez en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de 2017 por el Partido Popular (PP). El sello muleto y con guiños ibéricos de Unite por la Libertad y la Dignidad del empresario José Bonacci –dueño de la radio AM Libertad, remiserias y actual accionista minoritario de La Libertad Avanza Santa Fe, a través de su hija y diputada nacional Rocío Bonacci– obtuvo unos desconcertantes 64.091 votos que le valieron el ticket para las generales de octubre de aquel año. De ese total, la lista UNA Santa Fe Renovada que encabezó la rosarina con residencia en la provincia de Buenos Aires se llevó el 70% (44.971 sufragios), lo que encendió las alertas sísmicas de los principales operadores políticos provinciales. Inclusive las del propio Bonacci que, en ese turno, había apostado sus recursos por el radical Jorge Rosario Boasso –actual secretario de Seguridad Social de Maximiliano Pullaro–, que para ese momento acumulaba 24 años ininterrumpidos como concejal rosarino. Tanto la outsider como el representante de “la casta” local habían sido arropados por los sellos de Bonacci como consecuencia de una frustración compartida: ninguno había logrado cerrar un acuerdo con las espadas de la alianza Cambiemos, que en 2017 se encontraba en la cima de su poder electoral.
Tras aquellos comicios, la debutante y dueña de los votos populares se fue a su centro de cómputos que se había montado en el Ros Tower, uno de los dos hoteles cinco estrellas de la ciudad. Finalizada la visita de rigor al campamento de su pingo Boasso, Bonacci se dirigió al búnker de Granata: “Cuando llego al hotel me encuentro con un lugar prácticamente vacío. Estaba Mario Luján, un militante nuestro que no cachaba bien del tema, y Amalia sentada junto a una amiga esperando los resultados. Nadie más”, recordó el armador celeste. “Cuando me doy cuenta de que con los votos de ella, más la interna que le había armado, logró superar el piso y pasar a la general, le digo: ‘Amalia, no vas a lograr la diputación nacional, pero con estos números en dos años podés pelear una banca provincial’”. Ese panorama austero y desolador que describió Bonacci en el hall del hotel cinco estrellas será la piedra angular del batacazo electoral que en 2019 le permitió a la alianza conservadora Unite por la Vida y la Familia meter seis diputados provinciales. Y también es el principio de una carrera política que aún no encontró su techo y genera sentimientos encontrados en todo el sistema político santafesino.
El camino de la amazona
Sin trayectoria militante pero con una sostenida carrera como mediática de alto perfil y panelista en programas de la tarde, en 2016 Amalia Granata es introducida en la política santafesina a través de la productora y dirigente agropecuaria de Venado Tuerto, Soledad Diez de Tejada Cossio. En ese momento, Diez de Tejada era cercana al partido Unión para la Integración y el Resurgimiento (UNIR), del radical de origen bonaerense Alberto Assef. “La fui a buscar porque entendía que Amalia era una persona con claridad de ideas y convicción para defenderlas en un momento en que Santa Fe necesitaba generar una alternativa”, detalló la dirigente del agro y linaje peronista –su abuelo, el doctor Pedro Cossio, fue médico personal de Juan Domingo Perón–. Diez de Tejada apuntaba a participar con Granata de la interna por la nominación para diputados nacionales de 2017 que estaba armando la coalición 1País de Sergio Massa, con el sello 1 Proyecto Santafesino. Diego Giuliano era la principal figura. Massa y Assef mantenían un vínculo político desde 2015, cuando el que sería futuro ministro de Economía de Unión por la Patria buscó por primera vez la presidencia de Argentina, junto al Gallego José Manuel de la Sota como vice.
En la previa de la campaña PASO de Santa Fe, la lista de UNIR quedará afuera de la interna de 1 Proyecto Santafesino y la lista de Granata (UNA Santa Fe Renovada) migrará al PP de José Bonacci. Giuliano no tendrá competidor interno y se afianzará como hombre de Massa en Santa Fe. Esa disputa interna por los lugares en el armado massista terminó con la sociedad política Diez de Tejada-Granata dinamitada y con una denuncia mediática por pedidos de dinero para costear niñeras, viáticos suntuosos y lucro cesante contra la ex Gran Hermano Famosos. Granata retrucará cada una de las acusaciones, documentadas en capturas de chat, alegando una operación política con el objetivo de perjudicar su candidatura nacional en el terreno donde mejor se mueve: los programas de chimentos de la tarde.
Con Diez de Tejada fuera de juego, el lugar de financista de Granata lo ocupará el arquitecto y empresario Guillermo Chort. Un hombre con pasado en el peronismo, amigo del ex vicegobernador Antonio Vanrell. “Él se va a encargar de llevar a Amalia a recorrer la provincia y es quien, por intermedio del periodista Daniel Aleart, me la presenta”, reconstruyó Bonacci, el hombre ambulancia al que los sin tierra recurren cuando se quedan sin opciones partidarias. Superadas las PASO entrará en escena el ex tenista Leonardo Squarzon, esposo de Amalia Granata en la actualidad y una persona con terminales en el PRO.
A los 36 años Amalia Granata cerraba su primera experiencia electoral con un aprendizaje que no todos alcanzan en política: para liderar hay que traicionar. Y la confirmación de que su pasado de escándalos y paneles televisivos, lejos de ser un ancla, eran un activo que dotado de una estructura mínima, eran capaces de lograr un caudal de votos envidiable. El pastor Walter Ghione también lo percibió y en 2019, junto a Bonacci, comenzaron a dotar a una incipiente Granata celeste de algo que aún no tenía: un proyecto político que agrupara a los sectores conservadores santafesinos que rechazaban la Interrupción Voluntaria del Embarazo. Atrás habían quedado las denuncias de operaciones y misoginia a la corporación política santafesina y el reclamo por la apertura de más comisarías de la mujer contra la gestión del gobernador Miguel Lifsfichtz y su ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro.
El olfato y la audacia
“El fenómeno Granata en 2019 no es religioso. Es el resultados de la combinación de la Boleta Única Papel y el recuerdo reciente de la discusión y el rechazo al aborto durante la presidencia de Macri”. El autor de este análisis es un dirigente del extinto Juntos por el Cambio (JxC) santafesino que cree que el aporte de los evangélicos al fenómeno fue exageradamente capitalizado por el pastor y diputado provincial Walter Ghione, uno de los padres de la criatura celeste junto a Bonacci y la propia Granata.
Ghione previamente caminó por el desierto de la política santafesina durante una década hasta alcanzar las costas de la lista Somos Vida, que encabezó Granata bajo el paraguas partidario de Unite (por la Familia y la Vida) en 2019. Ese armado conservador, además, fue el puntapié para la carrera política del abogado ultra católico Nicolás Mayoraz –diputado nacional por LLA desde 2023, presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales de la cámara baja y electo convencional constituyente de Santa Fe en 2025–, del evangélico Juan Argañaraz y de Natalia Armas Belavi, católica conservadora y protegida de Mayoraz, quienes lograron revalidar sus bancas en la legislatura provincial. En cambio, Betina Florito tuvo un paso más bien fugaz por la legislatura provincial al no lograr reelegir. Florito fue la última en dejar el bloque de Granata, casi un año después de asumir el cargo. Su esposo Cristian Hoffmann es un baqueano del viejo peronismo santafesino, que se mantiene activo en los ámbitos de negociación política con una pata en el territorio y otra en los sectores religiosos.
El equipo de consultores que trabajó en la primera campaña para diputada provincial de Granata lo lideraron el santafesino Federico Falco y Santiago Caputo. Socios en Move Group junto a Derek Hampton, Tomas Vidal y Guillermo Garat. El vínculo con el asesor de mayor confianza y miembro del triángulo de hierro presidencial lo realizó su socio y amigo Garat –actual vicepresidente de Relaciones Institucionales y Marketing en YPF–, que previamente había entablado contacto con Leonardo Squarzon, a través del exministro de Trabajo durante la presidencia de Macri, Jorge Triaca. Quienes confirmaron este dato a Iceberg son el propio Falco y los periodistas Manuel Jove y Maia Jastreblansky, que documentaron esa red de relaciones en su libro El Monje. El equipo de Granata se completaba con la presencia del consultor y analista político Álvaro Zicarelli, ahora influencer y youtuber libertario, que venía del mundo PRO y había sido parte de los equipos de Gabriela Michetti y Patricia Bullrich, y de Elisa Carrió en la Coalición Cívica. Los que lo trataron en Santa Fe lo describen como una persona inteligente, ambicioso, cordial en el trato pero mañero a la hora de la negociación política. Supo tener gran ascendencia sobre Amalia en los primeros años en la legislatura y se desvinculó en malos términos de su ex jefa, según distintas fuentes que pidieron resguardo de sus nombres. El periodista Jove apuntó que Caputo y Zicarelli se conocieron trabajando en la campaña de Granata.
Algunas de esas personas, que pidieron anonimato, formaron parte de los entretelones que llevaron a la ruptura del espacio Somos Vida antes de la jura en la legislatura provincial, en diciembre de 2019. Según esas fuentes, quien impidió que se pusieran de acuerdo en el reparto de las cuotas de poder y recursos fue Zicarelli. El fin de las negociaciones entre la accionista mayoritaria, su intermediario plenipotenciario y el resto de la alianza se selló en el barrio privado donde tiene su casa Granata, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires. Iceberg intentó contactarse con Zicarelli y Granata para confirmar o desmentir esta versión, pero no logró pasar más allá de unos pocos mensajes cordiales con el primero y una reiterada falta de respuesta por parte de la diputada provincial. Granata sí habló públicamente de esa ruptura con el periodista Alejandro Fantino el viernes previo a la elección de constituyentes del 13 de abril pasado, en la que logró entrar y meter otros seis constituyentes de Somos Vida y Libertad. Consultada por el dueño del canal de streaming Neura, la ahora líder opositora al gobernador Pullaro aseguró que “antes de jurar como diputados ya habían arreglado con el radicalismo y el peronismo para romperme el bloque y dejarme sola”. Y a continuación detalló: “Les habían prometido guita a través de [Julián] Galdeano, hoy funcionario de Pullarito”.
El enfrentamiento con el actual gobernador radical y líder de Unidos para Cambiar Santa Fe es algo más bien reciente. Durante su primer mandato, Granata compartió recinto con el por entonces diputado Pullaro. En 2021, en medio de la campaña por la nominación a senadores nacionales para la elección general de medio término, Granata defendió la gestión de Pullaro como ministro de Seguridad de Lifschitz, frente a las acusaciones de vínculos con el narcotráfico que le hizo su correligionaria y ex periodista Carolina Losada. Esa interna de JxC la encontró a Granata del lado del que fuera el representante de Macri en Santa Fe y dueño de la derrota frente al tándem Losada-Scarpín, Federico Angelini. Un dirigente todo terreno que ahora responde a la estructura de la libertaria Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad de la Nación y dedica especial atención a los temas de narcotráfico relacionados con Rosario.
Sin posibilidades de saltar a la arena nacional en 2021, Amalia Iris Sabina Granata se enfocó en cuestionar la gestión del exgobernador peronista Omar Perotti, al tiempo que empezó a retomar conversaciones con el siempre vigente Bonacci, de cara al 2023. En 2021 Bonacci se enfocó en la provincia de Buenos Aires (PBA) con dos candidatos a través del sello Dignidad Popular e intentó sin éxito replicar el fenómeno de Granata con la modelo Cinthia Fernández. Al tiempo que participaba con su partido en la alianza Avanza Libertad de José Luis Espert, con los ojos puestos en Nahuel Sotelo, actual secretario de Culto de Javier Milei y hombre de Las Fuerzas del Cielo. “Para mí, era mostrar que podía armar en provincia de Buenos Aires”, afirmó Bonacci, que en la charla con Iceberg trató a Sotelo como un socio político.
Mientras tanto Granata subía a su ambulancia a Emiliano Peralta, un asesor que terminó a su lado luego de denunciar ante la justicia un pedido de retorno de dinero por parte del renacido libertario Nicolás Mayoraz y Natalia Armas Belavi. A partir de su ingreso como asesor a las filas de Somos Vida, Peralta se convirtió en una pieza clave de la estructura parlamentaria.
Obligada a jugar en Santa Fe después del intento frustrado por llegar al Senado de la Nación, Granata negoció con Bonacci el armado de listas que se presentaron a elecciones en 2023 por Unite por la Libertad y la Dignidad. Bonacci contó a Iceberg que le pidió a Granata el quinto lugar para su ex esposa Beatriz Brouwer, madre de la diputada nacional por LLA Rocío Bonacci. La nómina que armó Granata y que entró a la legislatura la integraron el asesor y abogado Peralta, su amiga Alicia Azanza, el ex piloto de Turismo Nacional Edgardo “Fido” Porfiri, el radical rosarino Omar Paredes y la fundadora del Partido Libertario y docente universitaria Silvia Malfesi.

Durante la campaña que le permitió revalidar su banca con 345.551 votos (57.846 sufragios más que en 2019), Granata volvió a defender públicamente a Pullaro frente a los ataques que le lanzaba Carolina Losada. Ambos pulseaban por la candidatura a gobernador de Santa Fe por el espacio anti peronista y si bien Pullaro evitó contestarle a Losada, la que recogió el guante desde la Capital Federal fue Amalia: “Me parece imprudente que, con su investidura de senadora, quiera instalar que Maxi es narco; es compañero mío de la Cámara y no está vinculado con el narcotráfico”, comentó la legisladora santafesina a la periodista Romina Manguel, en el noticiero de Canal 9.
El que se calienta pierde
Pasada la elección y establecidos los bloques en la legislatura, Granata debió pensar que había hecho los deberes suficientes para evitar fugas a otros espacios o que sus diputados hicieran rancho aparte como en 2019. La traición, ese motor que mueve la historia, le volvió a demostrar que las lealtades son transitorias en política y que a todo santo le llega su San Benito.
La ley de necesidad de Reforma Constitucional de Santa Fe fue una disputa trabajosa para las principales espadas del oficialismo santafesino en 2024. El cambio de reglas de juego que supone reescribir el manual de vuelo con el que opera la política generó ansiedades, resistencias y rupturas en todo el arco opositor y elevó el valor de cada voluntad que se logró torcer en favor de su aprobación. El oficialismo necesitaba dos tercios en ambas cámaras y a esa tarea de negociación se abocó un sector de Unidos, alineado con el proyecto reformador. La ley de reforma se aprobó sin mayores dificultades en senadores y en diputados logró 44 votos afirmativos contra 2 votos negativos y 2 abstenciones. Entre los que votaron a favor aparecen Paredes y Porfiri, legisladores del bloque de Granata, que fue una de las voces que más se opuso al proyecto oficial.
Con la decisión consumada, Paredes y Porfiri fueron expulsados de Somos Vida y armaron Unidad por Santa Fe. En la entrevista con Fantino previa a la elección constituyente, Granata también se tomó un momento para fustigar a los nuevos díscolos, aunque sin nombrarlos directamente: “En diciembre me compraron dos… lo que me dicen a mí [es] que les dieron 12 millones a pagar en cuotas de 2 millones. 12 millones a cada uno”, disparó la convencional constituyente y a continuación acusó de la maniobra a funcionarios y legisladores oficialistas. Iceberg intentó comunicarse con Porfiri, Paredes y Martín Rosúa para tener su versión de las acusaciones indirectas y directas realizadas por Granata, pero no logró declaraciones al respecto.
La última en dejar el bloque Somos Vida y Libertad fue Beatriz Brouwer. La decisión se hizo pública a primera hora del domingo 13 de abril, antes de que abrieran los comicios para elegir convencionales constituyentes en Santa Fe. Ese domingo la exesposa de Bonacci compitió y fue electa por La Libertad Avanza en la boleta que encabezó el constitucionalista Mayoraz. Brouwer entró cuarta. Su bloque en la cámara de diputados de Santa Fe lleva como nombre Unite.
Amalia Iris Sabina Granata, una máquina electoral
Aún después de haber escrito 18.700 caracteres sobre Amalia Granata, su dimensión política sigue siendo un misterio imposible de descifrar. ¿Cómo piensa el animal electoral, qué objetivos la motorizan? ¿Existe un proyecto político detrás de la opositora más nítida a la hegemonía que construye el gobernador Pullaro en Santa Fe? Todas las personas con las que conversó Iceberg, en on y en off, coinciden en la misma respuesta: Granata no tiene un proyecto de poder definido. Lo que sí tiene son votos, sensibilidad popular, empatía, olfato político y frescura. En otras palabras: es genuina y representa un perfil de votante conservador popular que históricamente elegía peronismo.
“Tiene un sentido común de la familia”, graficó un legislador peronista que habló en off y comparte la cámara baja. A modo de ejemplo, el diputado recordó que Granata se opuso a los aumentos de los servicios de agua y gas propuestos por el oficialismo argumentando que los desequilibrios en las cuentas de los servicios públicos no podían recaer sobre las familias santafesinas. El mismo legislador también describió a Granata como una líder social antes que una política profesional: “Hay que saber ceder y ella no negocia nada”, cerró.
“Amalia es de las pocas [personas] que habiendo llegado como outsider aprende, crece y se sofistica”, reflexionó el exconcejal y candidato a intendente del PRO, Roy López Molina, cuando recordó los primeros años de la rosarina en política. “A Granata lo que le falta para tener un proyecto político es alguien que la conduzca. Y que ella acepte ser conducida”, en este punto coincidieron este dirigente del PRO y un operador peronista que pasó a cuarteles de invierno.
Legisladores de Unidos y la centro izquierda aseguraron que Amalia solo aparece en la legislatura los días de sesión y en especial cuando hay votaciones picantes en donde la palabra la llevan los pesados de la cámara. Quien se encarga del trabajo parlamentario y las comisiones es su mano derecha legislativa, Emiliano Peralta. Iceberg intentó varías veces comunicarse con Amalia Granata para contrastar estas versiones y las situaciones que se relatan en este perfil, pero no obtuvo respuesta de la diputada. Su hermana Natalia tampoco aceptó hablar sobre la vida pública o personal de su hermana: “Es un código que tenemos entre nosotras, yo no hablo de ella ni ella de mí en cuestiones mediáticas, periodísticas o políticas”.
Si bien la dimensión personal y su visión política de la realidad santafesina no aparecen en este artículo más allá de sus declaraciones públicas en medios de alcance nacional, lo que es imposible de soslayar es la red de relaciones y vínculos que Granata y su entorno más próximo mantienen con los sectores conservadores, tanto religiosos como políticos, y su cercanía con el peronismo tradicional, ex dirigentes del PRO hoy en LLA y con el estratega comunicacional del presidente Javier Milei y la constelación libertaria que incluye al único dirigente que siempre habla en on: José Bonacci, el amo y señor de la política outsider santafesina.